La empleabilidad de los investigadores con doctorado es alta a nivel global, con tasas de empleo superiores al 90%.

La empleabilidad de los investigadores con estudios de posgrado es, en términos generales, muy alta a nivel global. Las personas con doctorado suelen tener tasas de empleo superiores a otros niveles educativos. Por ejemplo, en la Unión Europea la tasa de empleo de los titulados de doctorado ronda el 93%, ligeramente por encima de la de quienes tienen un máster (aprox. 89%). De hecho, el título de doctor aporta una ventaja en el mercado laboral europeo, con menor riesgo de desempleo que niveles inferiores de formación. En Estados Unidos se observa una tendencia similar: incluso en épocas recientes la tasa de desempleo de los poseedores de un doctorado se ha mantenido en torno al 2% o menos, significativamente inferior a la media de la población general. Estos datos reflejan que alcanzar el grado de doctor suele favorecer la empleabilidad, ya que las habilidades avanzadas de investigación y especialización que se adquieren son demandadas en diversos sectores. Además, los doctorados suelen obtener salarios más altos en promedio; un estudio en España señaló que sus ingresos medianos pueden superar en ~60% a los de graduados de menor nivel educativo. En otras palabras, no suele faltar trabajo para los investigadores, y la inversión en una formación investigadora tiende a reportar beneficios laborales a medio y largo plazo.

Ámbitos de trabajo: academia y fuera de ella

Si bien la mayoría de los doctores consigue empleo, no todos desarrollan su carrera en el ámbito académico. Tradicionalmente la universidad y los centros de investigación públicos absorben una gran proporción de doctores, pero una parte considerable también trabaja en empresas, administraciones gubernamentales, organizaciones no gubernamentales (ONG) e incluso emprendiendo sus propios proyectos. Por ejemplo, según un informe de la Comisión Europea de 2018, alrededor de 3 de cada 4 doctores en Europa estaban empleados en el sector académico, mientras que cerca de un 26% trabajaba en sectores no académicos. Esto sugiere que, si bien la carrera investigadora clásica (como profesor o científico en universidades y laboratorios públicos) sigue siendo frecuente, existe un porcentaje importante de doctores que aplica sus conocimientos en entornos diferentes. En México, por ejemplo, poco más de la mitad de los investigadores titulados (55,4%) trabajaban en instituciones de educación superior, pero un porcentaje notable había encontrado cabida en la industria (17,4%), el gobierno (9,5%) o en organizaciones sin fines de lucro (8,5%). En otros países el panorama puede ser aún más marcado: en Chile se estima que aproximadamente 80% de los doctores terminan trabajando en universidades (investigación y docencia), mientras que otros logran insertarse en el mundo empresarial o en el sector público. Esto plantea un dilema de empleabilidad en algunos lugares, donde el reto es conseguir que el conocimiento avanzado de estos profesionales también beneficie a sectores fuera de la academia. En términos generales, no obstante, la tendencia internacional es a diversificar las salidas profesionales de los investigadores. En el Reino Unido, por ejemplo, se ha observado que una mayoría de doctores en áreas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) desarrollan su carrera fuera del entorno académico: cerca del 63% trabajan en sectores no universitarios, comparado con alrededor del 39% de los doctores en artes, humanidades y ciencias sociales que hacen lo mismo. Esto indica diferencias según disciplinas (las cuales comentaremos más adelante), pero también refleja un fenómeno global: cada vez más doctores exploran carreras en empresas, gobiernos y organizaciones internacionales, aprovechando las habilidades transferibles que su formación les ha dado (pensamiento crítico, capacidad analítica, gestión de proyectos, etc.).

Esta distribución variada por sectores también depende de las oportunidades que brinda cada país o región. Economías con un sector privado dinámico en I+D (investigación y desarrollo) suelen ofrecer más puestos en la industria para doctores (por ejemplo, en campos como biotecnología, informática, ingeniería, consultoría tecnológica, sector financiero, etc.), mientras que en países donde la inversión privada en I+D es baja, los doctores pueden concentrarse en universidades y centros públicos. España, por ejemplo, ha presentado históricamente un menor porcentaje de investigadores empleados en el sector industrial en comparación con la media europea: en 2014 había unos 3,4 investigadores por cada 1000 empleados en la industria, frente a un promedio de 5,1 en la UE (y valores superiores a 6 en Alemania o Francia). En cambio, España tenía relativamente más investigadores en universidades y organismos públicos que otros países europeos. Estas diferencias regionales sugieren que la empleabilidad de los investigadores no es uniforme en todo el mundo, sino que viene influenciada por el tejido económico y el modelo de I+D de cada lugar.

Diferencias por disciplina y especialización

La disciplina de especialización del investigador es otro factor clave que influye en sus perspectivas de empleo. En general, las áreas STEM ofrecen una inserción más allá del mundo académico con mayor facilidad, dado que sectores como la tecnología, la industria farmacéutica, la energía, las ingenierías o las empresas de software demandan doctores para roles de investigación, desarrollo de productos, análisis de datos y liderazgo de proyectos de innovación. Un informe de la Royal Society en el Reino Unido ya destacaba que ciertos sectores como biotecnología o energías renovables presentan alta empleabilidad para los doctorados, con tasas de empleo que podían superar el 70% poco después de graduarse. En Estados Unidos, datos oficiales han mostrado que doctorados en campos como Matemáticas y Estadística alcanzaban tasas de empleo cercanas al 98%, y en Ciencias de la Computación o Física alrededor del 96%, con la mayoría trabajando fuera del mundo académico (principalmente en industria y gobierno). Mientras tanto, los doctores en Ciencias Sociales y Humanidades suelen enfrentar un mercado algo más limitado fuera del ámbito universitario. Muchas de estas titulaciones tradicionales (Historia, Filosofía, Arte, etc.) tienen salidas profesionales más acotadas, por lo que es común que sus doctores busquen continuar en la carrera académica (donde compiten por plazas de profesor e investigador) o se reorienten hacia sectores como la gestión cultural, consultoría, enseñanza avanzada, administración pública o editoriales, entre otros. Esto explica por qué, como vimos, en países como el Reino Unido la proporción de doctores de humanidades que trabajan fuera de la academia es menor que en ciencias. Sin embargo, incluso en estas disciplinas se están abriendo camino nuevas oportunidades laborales (por ejemplo, humanidades digitales, análisis de datos sociales, asesoría en políticas públicas, etc.), y cada vez se enfatiza más en los programas de doctorado la adquisición de competencias transferibles útiles más allá del mundo académico.

Calidad del empleo y retos actuales

Aunque las cifras de empleo para investigadores son envidiables comparadas con otros colectivos, no todos los empleos “de doctor” son iguales en estabilidad o condiciones. Uno de los retos más comentados es la precariedad en la carrera académica. Muchos jóvenes investigadores aspiran a puestos permanentes como profesores o científicos titulares, pero la competencia es elevada y las plazas limitadas. En universidades de varios países se ha incrementado el personal temporal (posdoctorados, contratados interinos, profesores asociados, etc.) frente a los puestos fijos. Por ejemplo, en España solo ~45% del profesorado universitario funcionario o contratado tiene una posición permanente, y más del 30% son figuras como profesores asociados con contratos temporales y remuneraciones bajas. En el Reino Unido se reporta que aproximadamente un 33% de los académicos están con contratos fijos de corta duración. Esta realidad obliga a muchos doctores a encadenar varios contratos posdoctorales (estancias postdoc) —a menudo en distintos países— antes de poder optar a una posición estable de tenure track (puesto de profesor con posibilidad de permanencia). De hecho, estudios de trayectoria profesional indican que solo alrededor de un 15% de quienes obtienen el doctorado logran eventualmente una plaza de profesor titular o investigador fijo en academias prestigiosas (dato observado en Suiza, uno de los porcentajes más bajos según la OCDE). Este fenómeno ha dado lugar al término “círculo del postdoc” o carrera investigadora en tramos temporales, que puede prolongarse durante años. Si bien la mayoría de doctores están empleados (aunque sea temporalmente) y no engrosan las listas del paro, muchos están subempleados o con incertidumbre sobre su futuro profesional a medio plazo dentro de la academia.

Por otro lado, fuera del entorno académico los doctores suelen gozar de mayor estabilidad en empresas u organismos, aunque a veces enfrentan el desafío de encajar en entornos donde el título de PhD no es habitual. Algunos empleadores pueden considerar a los doctores como “sobre-cualificados” para ciertos puestos, o los propios doctores pueden carecer de experiencia en el sector privado al salir directamente del mundo universitario. Aun así, las habilidades de alto nivel que aportan (capacidad de resolver problemas complejos, manejo de metodologías avanzadas, creatividad e independencia, etc.) son muy valoradas cuando se canalizan adecuadamente. De hecho, numerosas empresas están desarrollando programas específicos para atraer talento doctoral, y crece la figura del científico de datos, investigador industrial o consultor científico en sectores como finanzas, tecnología o salud.

Asimismo, instituciones y gobiernos están implementando iniciativas para mejorar la empleabilidad de los investigadores jóvenes y facilitar su transición a otros ámbitos. Un ejemplo son los doctorados industriales y profesionales, programas de doctorado en los que la investigación de tesis se realiza en colaboración con una empresa u organismo no académico. Esto permite al doctorando adquirir experiencia práctica en el sector productivo mientras obtiene su título, aumentando las probabilidades de inserción laboral fuera de la academia. Países europeos como Alemania, Francia o el Reino Unido llevan años promoviendo estas modalidades, y España también ha creado el programa de Doctorados Industriales para conectar a los nuevos doctores con necesidades de innovación empresarial. En Latinoamérica, iniciativas similares están surgiendo; en Chile, por ejemplo, algunas universidades están ajustando sus programas de postgrado para que los doctorandos desarrollen proyectos aplicados en industrias locales, dotándolos de competencias para el mundo corporativo y público. Adicionalmente, organismos como la Fundación Europea para la Ciencia, Eurodoc o la red EURAXESS de la Unión Europea ofrecen orientación profesional, pasantías y bolsas de trabajo especializadas para investigadores, ayudándoles a conocer opciones de carrera más allá de la vía académica tradicional.

Conclusiones: panorama optimista, preparación constante

En resumen, la perspectiva global de empleabilidad para los investigadores con posgrado es amplia y mayormente positiva. Las estadísticas confirman que el doctorado confiere una ventaja competitiva, reflejada en tasas de empleo muy altas y en oportunidades en múltiples sectores. Un doctor o doctora no solo puede aspirar a continuar en la academia, sino que cuenta con un repertorio de habilidades que le permite aportar valor en empresas de base tecnológica, departamentos de I+D de la industria, consultorías especializadas, administración pública, organismos internacionales, instituciones culturales, comunicación científica, emprendimientos propios y muchas otras áreas.

Por supuesto, maximizar estas oportunidades requiere también iniciativa personal y adaptación continua. La formación investigadora no termina con la tesis doctoral: para ser plenamente empleable, el investigador debe seguir desarrollando competencias transversales (idiomas, gestión de proyectos, liderazgo, habilidades digitales, dotes comunicativas, propiedad intelectual, etc.) que complementen su saber científico o técnico. La buena noticia es que cada vez más entidades académicas y empresas reconocen el valor de los “talentos PhD”. En un mundo impulsado por la innovación y el conocimiento, los doctores están llamados no solo a generar nuevo saber, sino a transferirlo y aplicarlo en soluciones concretas que impulsen el desarrollo socioeconómico.

En los siguientes artículos de esta serie abordaremos con mayor detalle algunos aspectos específicos para potenciar la empleabilidad de los investigadores: desde cómo orientar la carrera investigadora dentro y fuera de la academia, pasando por estrategias para adquirir experiencia profesional complementaria, hasta consejos para proteger y valorizar los resultados de investigación (por ejemplo, mediante patentes o creación de empresas spin-off).

Ser investigador ofrece un universo de posibilidades profesionales. Con la preparación adecuada y una mentalidad flexible, los doctores pueden construir carreras enriquecedoras más allá de los límites tradicionales, contribuyendo al avance de la sociedad desde muy diversos frentes. ¡El conocimiento avanzado es un pasaporte a oportunidades!

Comisión Europea. (2018). Research careers in Europe: Landscape and prospects.

Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT). (2016). Panorama de la investigación científica y tecnológica en México.

National Center for Science and Engineering Statistics. (2016). Science and engineering indicators 2016. https://www.nsf.gov/statistics/2016/nsb20161/#/report

Royal Society. (2014). The scientific century: securing our future prosperity.

Recursos

  • OCDE (2021) – Reducing the Precarity of Academic Research Careers. Estudio que analiza la precariedad laboral en las carreras investigadoras (especialmente posdoctorales) y formula nueve recomendaciones para mejorar las condiciones de empleo y la estabilidad de la carrera científica en el ámbito académico.
  • Eurostat – Estadísticas de personal investigador (edición 2023). Datos oficiales sobre el número de investigadores en la UE y su evolución reciente. Incluye información sobre el crecimiento del colectivo investigador en la última década y la distribución de los investigadores por sectores de empleo (empresa, educación superior, gobierno, etc.), evidenciando diferencias entre países en la absorción de doctores fuera del mundo académico.
  • UNESCO (2021) – Informe de la Ciencia: La carrera contra el reloj para un desarrollo más inteligente. Informe global que examina las tendencias en ciencia, tecnología e innovación a nivel mundial. Incluye datos sobre el aumento de la inversión en I+D y del personal investigador (creció un 13,7% en el mundo entre 2014 y 2018), así como análisis de la distribución geográfica de los investigadores y los retos para aprovechar el talento científico en todos los países.
  • European Science Foundation (2017) – Career Tracking Survey of Doctorate Holders. Estudio europeo de seguimiento de la carrera de doctores (egresados 2010–2016) que mostró una altísima inserción laboral de los titulados de doctorado (95%, con ~80% trabajando en roles de investigación). Revela además diferencias entre sectores: solo la mitad de los doctores empleados en universidades tenía un puesto permanente, frente a ~95% de los que trabajaban en la industria, evidenciando mayor precariedad en el ámbito académico que en el sector privado.
  • U.S. Bureau of Labor Statistics – Unemployment rates by education (2024). Estadísticas laborales de EE. UU. que indican una muy baja tasa de desempleo para quienes tienen título de doctorado (~1,2% en 2024), significativamente inferior a la de niveles educativos menores (p. ej., ~2,5% con título de grado). Estos datos reflejan la fuerte demanda y empleabilidad de los doctorados en el mercado laboral estadounidense, así como sus mayores ingresos medianos en comparación con otros niveles formativos.
  • AQU Catalunya (2023) – Inserción laboral de los doctores. Encuesta de inserción laboral a doctores de las universidades catalanas (promociones 2017–2019). Sus resultados señalan que más de la mitad de los doctores trabaja en empresas del sector privado (aunque solo 1 de cada 3 ocupa puestos que requieren nivel doctoral) y que la estabilidad laboral es mayor para quienes desarrollan su carrera en la empresa que para los que lo hacen en universidades o centros de investigación públicos.
  • Ministerio francés de Enseñanza Superior e Investigación – Estado del empleo científico 2022. Publicación estadística bienal (resumen en español) que compara indicadores internacionales sobre la carrera investigadora. Destaca, entre otros datos, que en la Unión Europea la tasa de empleo de los titulados de doctorado (25–64 años) es del 93%, superior a la de quienes tienen un título de máster (89%), evidenciando la ventaja en empleabilidad que confiere el doctorado en el mercado laboral europeo.

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Por José Ignacio López Sánchez

Licenciado en Química (2002) y Doctor en Química (2010). Profesor Titular de Universidad con más de 20 años de experiencia como docente e investigador científico, contribuyendo en áreas como la química orgánica y medicinal, la ciencia de los alimentos y la ciencia ambiental. He sido investigador becario y contratado predoctoral y postdoctoral en la universidad y en la empresa privada, principalmente en proyectos industriales. He ocupado cargos en la industria química como investigador contratado Torres Quevedo y he sido director de laboratorio e I+D en diferentes empresas. También he trabajado como consultor independiente, prestando asesoramiento técnico y científico. Especialización: síntesis, aislamiento, purificación y caracterización estructural de compuestos orgánicos, diseño y optimización de rutas de síntesis y escalado de procesos a plantas piloto e industriales. He movilizado financiación mediante contratos con industrias privadas y proyectos regionales, nacionales y europeos. En el ámbito docente, he impartido más de 4.000 horas de docencia en programas de máster universitario, dirigido TFM y tutorizado prácticas académicas con la industria. He sido ponente invitado y participado en numerosos congresos internacionales para comunicar mis contribuciones científicas. Además, formo a otros docentes en investigación y participo en la divulgación científica en medios de comunicación reconocidos. Desarrollo proyectos web educativos, gestiono redes sociales científicas y soy revisor en revistas indexadas de alto impacto. Más información: 🆔 ORCID: 0000-0003-0297-7379 📚 Google Scholar: Perfil y publicaciones 🤝 Abierto a colaboraciones profesionales, proyectos de investigación y consultas. Puedes contactar conmigo para más información o propuestas.

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